El 25 de abril se conmemora el Día Internacional de la Lucha contra el Maltrato Infantil, una fecha que se crea con el fin de fomentar los derechos de los niños y niñas a nivel mundial, así como para generar conciencia y sensibilizar a nuestra sociedad sobre las graves consecuencias que el maltrato tiene en el desarrollo y bienestar de los infantes.
Sabemos que la niñez y adolescencia son etapas vitales y sensibles de cada ser humano. El acompañamiento y los vínculos que se construyen durante estos años resultan fundamentales para el desarrollo emocional, social y físico de cada niño, niña y adolescente.
¿Qué entendemos por maltrato infantil?
Con frecuencia se asocia el maltrato únicamente con la violencia física; sin embargo, existen diversas formas de vulneración que también afectan profundamente a los niños y niñas. Entre ellas se encuentran:
Maltrato físico: cualquier acción intencionada que cause daño físico en el niño, sea esto visible o no, como golpes, quemaduras, palmetazos, pellizcos, entre otras.
Maltrato psicológico: es toda actitud que provoca en el niño o niña sentimientos de humillación, descalificación o daño en su autoestima.
Maltrato por Negligencia: es la no protección del niño ante eventuales riesgos y la no atención de sus necesidades básicas, como alimentación, higiene, cuidado, cuando el adulto responsable está en condiciones de brindarlas.
Abuso sexual: tanto el abuso directo como la exposición del niño a situaciones de violencia sexual hacia terceros. Las consecuencias de ser testigo de estos hechos pueden ser tan graves como vivirlos en forma directa.
¿Cómo podemos proteger la infancia?
La crianza es una tarea compleja que no tiene recetas únicas. Cada niño, niña y cada familia vive realidades distintas. Fortalecer un vínculo con un hijo/a requiere de tiempo de calidad. A continuación encontrará orientaciones que pueden ayudar a construir relaciones sanas y respetuosas.
Buscar apoyo: hablar con alguien de confianza puede aliviar el estrés y brindar nuevas perspectivas. Puede acercarse a algún profesional de Salud Mental si así lo requiere.
Cuidar la salud mental propia: el bienestar emocional de los adultos impacta directamente en el bienestar de sus hijos y/o hijas y podrá cuidar mejor de ellos.
Establecer límites sanos: es importante reconocer hasta dónde se puede responsabilizar del cuidado de otros.
Tomar pausas: si sientes que la paciencia se acaba, aléjate y respira. Es normal enojarse, pero no es sano transmitir ese enojo a los niños.
Educar con el ejemplo: los niños aprenden observando. Si actuamos con respeto, empatía y autocontrol, ellos también lo harán.
Recordemos que imponer temor nunca debe ser un medio para ejercer autoridad. El respeto mutuo, la confianza y la comunicación se construyen desde el amor, no desde la violencia. Cuidar a la infancia es una responsabilidad de todos y todas.
Equipo de Salud Mental Infanto Juvenil
Centro de Salud PDI